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Teatro Amador: donde la historia y la cultura panameña se encuentran

Teatro Amador: donde la historia y la cultura panameña se encuentran

En el corazón de Santa Ana, el teatro más antiguo de la ciudad de Panamá revive con fuerza gracias al arte.En el corazón de Santa Ana, el teatro más antiguo de la ciudad de Panamá revive con fuerza gracias al arte.

El barrio de Santa Ana es mucho más que un punto geográfico: es un epicentro de memoria viva. Sus esquinas guardan relatos de resistencia, dignidad y cultura. En medio de ese entramado urbano se encuentra el Teatro Amador, considerado el teatro más antiguo de la ciudad de Panamá. Con su imponente fachada neoclásica, ubicada entre las calles 11 y 13 cerca de la intersección con la avenida Central, el edificio resiste al tiempo como testigo de la transformación social, cultural y política del país.

El Teatro Amador, cuya construcción inició en 1908 y finalizó en 1912, ha vivido transformaciones significativas. Durante décadas fue un importante cine de la ciudad de Panamá, hasta que en los años noventa cerró sus puertas y cayó en abandono. Sin embargo, como los símbolos que resisten, fue restaurado y reabierto en 2013, ahora como un espacio para eventos culturales y artísticos. Su estructura de dos niveles, la acústica impecable y detalles como la puerta mecánica de poleas aún manipulada manualmente, le otorgan un carácter único. Es un testigo vivo del pasado, que hoy alberga el presente creativo de nuevas generaciones.

Tuve la dicha de visitarlo por primera vez el pasado 30 de mayo, en el marco del Día de la Etnia Negra en Panamá. Aquel día, que también marcaba la clausura del Mes de la Afropanameñidad, estuvo colmado de emociones, arte y un fuerte llamado a la reflexión. En primera fila, fui testigo de una presentación inolvidable de la agrupación Afrodisíaco, liderada por Miroslava Barsallo y Tatiana Ríos, quienes junto a sus músicos nos regalaron un recorrido sonoro cargado de bullerengue, congo y fusiones contemporáneas que resonaron en cada rincón del teatro.  

Durante la presentación, Afrodisíaco no solo compartió su talento, sino que también lanzó un potente mensaje político y social. Con letras que denuncian las desigualdades estructurales del país y en especial aquellas que afectan a las comunidades afrodescendientes, la agrupación logró conectar con un público diverso, sensible y participativo. Uno de los momentos más ovacionados fue la interpretación de su emblemática canción “Agua del Canal”, un canto que nos interpela desde la historia y la conciencia crítica.

La noche cerró  con una emocionante primicia: Afrodisíaco regresará  al Festival de Viña del Mar. Allí, ante más de 25,000 personas reunidas en la Quinta Vergara, volverán a alzar sus voces, llevando el ritmo, la herencia y la resistencia afropanameña al escenario internacional.

Visitar el Teatro Amador fue mucho más que presenciar un espectáculo. Fue habitar un lugar donde la historia y la actualidad se encuentran, donde la cultura panameña no solo es reconocida, sino celebrada. Espacios como este nos recuerdan que la ciudad también se lee a través de su arquitectura, sus memorias compartidas y su capacidad de reinventarse sin perder el alma.

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