La Feria Afroantillana: esencia afrocaribeña en Atlapa
La Feria Afroantillana en su versión número 43, celebrada los pasados 1 y 2 de marzo en el Centro de Convenciones Atlapa, fue un rotundo éxito. Después de 20 años sin asistir, tuve el placer de reencontrarme con este espacio que tanto significa para nuestra comunidad, acompañado de tres amistades que quedaron maravilladas con la experiencia.

Fue profundamente emotivo volver a ver rostros conocidos y sentir la vibrante energía de la comunidad afroantillana, que una vez más demostró la riqueza de su aporte cultural a la sociedad panameña. Como miembro a la distancia de la Sociedad de Amigos del Museo Afroantillano, quiero expresar mi más sincero agradecimiento por el esfuerzo y la dedicación que hacen posible este evento tan significativo. Felicito a la actual Junta Directiva, presidida por el Capitán Arcelio Hartley, por su arduo trabajo en la organización de esta edición de la feria.
Uno de los momentos más destacados del evento fue la coronación de su Reina, Astrid Paola Peña Mejía, y la princesa, Elianys Elizabeth Estrada McFarlane, quienes representaron con orgullo y elegancia la esencia de nuestra herencia afroantillana.

El evento contó con un evidente movimiento humano tanto local como internacional, con asistentes que pudieron presenciar y vivir la esencia afrocaribeña en su máxima expresión. El ambiente en Atlapa fue vibrante, contagioso, electrificante y alegre, convirtiéndose en una experiencia inolvidable para todas las personas que participaron. De acuerdo con las integrantes de la Junta Directiva, la audiencia superó las expectativas, lo que reafirma la relevancia y el impacto de este evento en la comunidad.
Otro aspecto destacado fue la amplia gama de artesanos y emprendedores que tuvieron la oportunidad de exhibir y vender sus productos creativos, promoviendo así el talento y la economía local. Las artesanías abarcaron no solo vestimentas y atuendos con telas afro como el dashiki y gorros kufi, sino también prendas de madera, libros, bisutería, adornos y pinturas, entre otros. La mayoría de estos productos fueron hechos a mano y resaltaban la identidad afroantillana. Además, hubo la participación de artesanos de los pueblos originarios, lo que demuestra una alianza ancestral que se remonta a tiempos coloniales. Entre molas y telas paruma, se entrelazaron con tejidos de algodón con diseños africanos, elaborados a partir de una técnica de impresión y aplicación industrial a la cera (wax), lo que refleja una fusión cultural que sigue vigente hasta nuestros días.
En cuanto a la gastronomía, qué se puede decir, sino que fue el escenario perfecto para degustar las delicias afrocaribeñas que han estado presentes en la identidad culinaria panameña desde la llegada de miles de trabajadores para la construcción del Canal de Panamá (1904-1914). Estos sabores y tradiciones han cimentado las bases de un invaluable aporte socioeconómico y político en Panamá.

Asimismo, fue inspirador presenciar el compromiso y la labor de jóvenes como Dashira Wickham, quienes con su energía y entrega garantizan la continuidad de este legado. Además, la oportunidad de apreciar el indiscutible talento de artistas como Jaime Ellis, Idania Dowman, Los Beachers, Milagros Corrales y Rigo El Negro reafirmó que el arte y la música forman parte integral del ADN panameño. La Feria sirvió como recordatorio de que los aportes de la comunidad afroantillana han sido y seguirán siendo fundamentales para la identidad cultural del país. Sin este componente singular, Panamá carecería del sabor y el ritmo que la conectan con el Caribe insular.
¡Enhorabuena por este gran logro! Que este evento continúe fortaleciéndose y brindando un espacio para la memoria, la celebración y la reafirmación de nuestra identidad afroantillana en Panamá.